Donde el tiempo reposa. Donde la forma se disuelve. Del griego antiguo, Aión designaba la eternidad no como algo lejano, sino como un flujo continuo, sin inicio ni fin. Inspirado por esta noción de permanencia, el sofá Aion nace de la esencia de la tierra. Como si la forma brotara de un único gesto. Todo descansa en equilibrio, como un paisaje esculpido por el tiempo — así como el asiento y el respaldo se apoyan con naturalidad sobre su base. Los módulos se conectan por afinidad, permitiendo composiciones fluidas y mutables. La mesa incorporada surge como extensión natural de la pieza. Aion es un manifiesto silencioso contra la urgencia, un espacio donde el tiempo desacelera.